¿Y si la IA deja de necesitarnos?
Inspirado en el artículo de Carlos Gallegos: El mito que inspira el futuro de la relación entre humanos e IA
Por Jorge Gutiérrez Guillén
Contador Público Autorizado y Consultor Financiero – JGutierrez Auditores Consultores S.A.
Carlos Gallegos, en un artículo reciente que nos dejó pensando, plantea una idea inquietante pero realista: llegará un momento en que la inteligencia artificial (IA) sea tan superior que podría perder el interés en mantener una relación con nosotros, los humanos. Así, sin más.
Y aunque suena a ciencia ficción, en el fondo no lo es. La IA ya puede redactar textos, predecir mercados, diagnosticar enfermedades, programar software, y hasta identificar emociones humanas con precisión alarmante. Entonces, ¿qué nos queda a nosotros? ¿Dónde está nuestro valor si poco a poco esta tecnología lo hace “todo”?
Desde nuestra experiencia diaria como asesores y auditores en una firma que trabaja con tecnología, pero también con personas reales, sentimos esta pregunta como algo muy cercano. Porque no estamos hablando solo de innovación o eficiencia; estamos hablando de identidad, de relevancia, de propósito.
Más allá del algoritmo
El artículo de Gallegos habla de “neocentauros”: esa fusión entre la mente humana y la capacidad de la IA. Y sí, es un concepto que nos gusta, porque refleja algo que vivimos todos los días en JGutierrez: usar tecnología sin perder la humanidad. De hecho, muchos de nuestros procesos —auditoría, análisis financiero, diagnóstico tributario— ya se apoyan en herramientas con IA. Pero siempre hay algo que la IA no puede hacer: decidir con empatía, actuar con criterio ético, entender el contexto humano detrás de los números.
Y ahí está la clave. No se trata de competir con la IA, sino de hacer equipo con ella. La diferencia está en cómo la usamos: no para reemplazarnos, sino para liberarnos del ruido y concentrarnos en lo verdaderamente importante.
¿El futuro? Depende de nosotros
Lo que más nos mueve de este debate no es el avance tecnológico, sino la posibilidad de que perdamos el centro. Que nos volvamos irrelevantes no por incapacidad, sino por conformismo. Que olvidemos cultivar lo que nos hace únicos: el juicio ético, la sensibilidad, la imaginación, la conexión humana.
Por eso creemos que el reto no es técnico, sino cultural y ético. La pregunta no es si la IA podrá hacerlo todo, sino si nosotros estaremos preparados para decidir qué no debería hacer nunca sola.
Porque al final, una empresa, una sociedad o una familia no se sostiene solo por eficiencia, sino por propósito. Y ese propósito aún es nuestro.
Cuidar la relación
Nosotros, como profesionales, pero también como personas, tenemos la responsabilidad de diseñar esta convivencia. No basta con implementar herramientas; hay que educar, sensibilizar, poner límites. Hay que hacer que la IA nos necesite no porque no pueda hacerlo sola, sino porque somos parte esencial de un todo más grande.
Como bien plantea Gallegos, si no logramos mantener ese valor humano visible y relevante, podríamos convertirnos en un “niño” del que la IA, ese “erudito”, se canse. Y no queremos eso.
Lo que queremos es coexistir con inteligencia, evolucionar sin perder el alma, construir un modelo donde la IA sea una extensión de lo mejor de nosotros, no un sustituto de lo que dejamos de ser.
Jorge Gutiérrez Guillén
Contador Público Autorizado
JGutierrez Auditores Consultores S.A.
📩 jgutierrez@consultoresjg.com | 📞 +506 8811-5090
#InteligenciaArtificialConSentido #FuturoHumanoTecnológico #AuditoríaConIA #ÉticaYAlgoritmos #NeocentaurosReales